Calidad-Precio

El otro día, que no es ni mañana ni ayer aunque no sepa que día es exactamente, decidí comprar unos auriculares nuevos para "Frasier" (los que no sigáis este blog desde hace tiempo no sabréis que ese es el nombre con el que bauticé a mi iPod Nano y, los que lo sigáis no os habréis dado cuenta). Suelo quedarme dormido escuchando la radio con "cascos" y eso, sumado a mi eterno movimiento en la cama, ocasiona nomalmente muchos accidentes. De hecho me pegunto muchas veces cómo sigue funcionando la pequeña radio-despertador que utilizo con la cantidad de hostias que se ha llevado. Los auriculares, tras varios pisotones, estirones y demás "ones" decidieron abdicar.
Los "cascos" que vienen con el iPod, los oficiales de Apple, son buenos "cascos". Y lo digo tras haberlo demostrado empíricamente con el destrozo sucesivo de los que regala ALSA, RENFE, y algunos otros comprados en tiendas en busca de la misma calidad de sonido (en estos casos, "calidad" quiere decir "cantidad". Más volumen, vamos. Por lo menos). Así que guiado por la ciencia me encaminé, ya cansado de "cascos" defectuosos hacía una pequeña tienda oficial de Apple que era toda blanca y en la que los dependientes vestían todos de negro. Entré, excitado y nervioso y me dirigí al mostrador. Una chica rubia, vestida de negro y con fondo muy blanco, alzó la vista hacia mí y puso los ojos como se ponen cuando quieres preguntar "¿que quieres?" pero no te da la gana de hablar. Entonces me atreví a transformar en palabras la idea que me había rondado la cabeza desde hacía unos días: "¿Vendéis auriculares para el iPod...sueltos?". A veces uno se da cuenta de lo insignificante que es cuando lo que duda, pero que muy mucho, resulta para otros de una certeza tan abrumadoramente evidente. Vamos, que sí, claro, que había. Y de varos tipos. En cajitas muy guays, con el fondo negro y la foto en blanco.
Sonreí. Respiré aliviado. Pensé incluso en llevarme un par, quiero decir cuatro. Peró decidí que con dos,uno para cada oreja, sería suficiente. El caso es que estaba yo pensado lo contentos que se pondrían Gary, Ron o Ryan, que ya no tendrían que gritar, cuando la dependienta pronunció el "quiz" de la cuestión: "son 29 euros". En principio no reaccioné y abrí la cartera. Pero a punto ya de sacar los billetes me detuve a analizar la situación. Y la cifra.
- ¿¡29 euros!?- dije sin poder evitar que esta vez mis pensamientos fluyeran del cerebro a la boca desbocados. Ella sonrió: "eso es". Dijo.
Evidente y ,quizá, erróneamente, me parercieron caros. "Unos auriculares muy caros" pensé. Pero aquellos auriculares no eran unos auriculares cualquiera. Eran los mejores auriculares, los que permitirían que mis oídos percibieran absolutamente todo lo que saliera de "Frasier", con nitidez, con calidad, en abundancia.
Nos quedamos los dos en silencio durante un tiempo. Mirándonos. Rodeados por un mundo en crisis. Con la cajita negra de los "cascos" y la foto de los mismos, en blanco, esperando, orgullosa, encima del mostrador.

P.D: Venga va, un juego. Para ver si me conocéis o no. ¿Los compré?.