Tigre Juan

El jueves pasado me preguntó el gran Arturo Téllez en Onda Cero que qué me parecían los premios principe y respondí con diplomacia que no me gustaba mucho lo del "principe" pero que tenía su aquel toda la repercusión de los "premios". Además, aproveché el hilo conductor "Eventos en Oviedo" para hacerle un poquillo de publicidad a "La ciudad en llamas", el encuentro poético que se celebró en ésta nuestra villa los pasados días 22, 23 y 24, organizado por la gente del colectivo Hesperya y algunos otros, en el que participé. De forma un poco extraña por las cosas extrañas que tienen estos mundos, pero participé. Un honor.
Le dije a Arturo que en Oviedo hay mucha gente intentando darle vida a las calles y los rincones, que no sólo de Woody Allen vive el hombre, aunque esté muy bien que Paul Auster sepa situar en el mapa la ciudad donde vivo; que hay gente con mucho talento que nunca recibirá un premio y que además les da completamente igual; que en esta ciudad, y por extensión en esta región, existen seres dispuestos a limpiar los corazones y el alma en lugar de las aceras; que hay quien se empeña en darle la vuelta a la silla en la que estamos sentados dentro de la caverna, en una suerte de renovación del mito; que hay espíritus libres (con todo lo cursi que eso pueda sonar...es así, me importa un huevo que suene cursi) que quieren hacer de estos pagos, lugares más confortables, más apetecibles y, coño, más divertidos también; que existe, en fin, Vetusta, claro, pero también Tigre Juan.
En realidad no lo dije así. Lo digo así ahora que tengo tiempo y encuentro alguna de las palabras que buscaba. Oviedo ardió. Y aún quedan brasas. Oviedo sigue ardiendo y hace: menos frío, una hora menos, música. Palabra.

P.D. Gracias a todos los que siguen peleando para que no nos muramos de aburrimiento.