Hijos de un dios menor

Me gusta el fútbol (los domingos por la tarde es la mayor...de "mih afisioneh"). Hubo un tiempo en que me interesaba un poco menos, enredado yo en otros menesteres, aunque nunca dejara de mirar partidos con el rabillo del ojo. Pero ultimamente soy un vedadero apasionado atento a resultados, goles, estadísticas...Siempre me ha parecido que esa idea pseudocultureta de rechazar el balompié por sus bajas pasiones es bastante pedante y bastante cursi y mantengo la teoría de que aquel que dice no gustarle el fútbol es porque jamás ha sabido enganchar un buen "chut" con el empeine desde fuera del area grande. Y lo digo por propia expriencia: nunca me han gustado mucho los videojuegos y reconozco que es porque soy un negado.
Yo empecé a tener uso de razón futbolística cuando Maradona comenzaba su ascensión a los altares. Algunos diréis que un poco pronto, porque estamos hablando del mundial 86 y por entonces vivía yo mi octavo año. Pero es que la razón futbolística se adquiere antes que, digamos, el sentido común, y está bastante lejos de ser "razón". Más bien es una cuestión de sentimiento, de identifcación animal, de subconsciente. Es en esa época donde tomás partido, donde "eliges" equipo, donde empiezas a ser el aficionado que serás. En aquella época la "Quinta del Buitre" mandaba en la liga española y en el mismo mundial del 10, un 7 le hacía un ídem a Dinamarca con aquellos cuatro soles en forma de cuatro goles. Y eso me marcó para siempre.
Maradona es para la gente de mi generación el gran futbolista de todos los tiempos. Y no porque le hayamos visto jugar mucho ya que estoy por apostar que pocos han visto partidos enteros del "barrilete" en aquella época (a pesar de que hoy en día ya puede uno ver de todo) sino precisamente por lo contrario. El "pelusa" es para nosotros un genio un poco difuminado entre recuerdos vagos pero enormes. Es más, si tuviera que elegir al mejor jugador que yo he VISTO en mi vida, seguramente escogería a Zidane. Pero es que a Maradona lo he imaginado. Y en cuestión de mitos, la imaginación es una arma muy poderosa. Recuerdo a mi padre decirme, cuando en algún medio se plantea la famosa pegunta de los mejores de la historia, que Di Stefano había sido el más grande, sin duda, sin contemplaciones. Los mitos, cada generación tiene los suyos.
En las últimas semanas se habla mucho de Messi y ya se le empieza a comparar con Diego. Es una cuestión que gusta mucho en las conversaciones futboleras la de tratar de averiguar quién es el mejor de todos los tiempos, porque somos humanos y neesitamos modelos, necesitamos héroes, necesitamos tener las cosas claras antes de empezar un camino. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que es una pregunta sin respuesta,que en un deporte de equipo siempre hay quien destaca más que el resto pero a la vez es reemplazable, que el juego cambia de unas décadas a otras y no es lo mismo haber jugado en los 50s que ahora. Pero una vez más los "dedos de frente" tienen poco que ver en esto. De ahí que nos cueste a muchos reconocer que un jovenzuelo pueda ser mejor que nuestro héroe de la infancia.
Dice David Trueba que uno empieza a hacerse mayor cuando tu futbolista favorito es más joven que tu. Yo aún diría más: uno toma conciencia del paso del tiempo cuando muchos empiezan a creer que hay alguien mejor que el mejor de tu vida, cuando los nuevos héroes comienzan a ocupar su lugar en una nueva memoria colectiva.
Quizá penséis que todo esto es muy exagerado, que sólo se trata de un juego, adulterado muchas veces por el dinero, la fama o el poder. Que sólo se trata de fútbol. Pero yo en eso estoy de acuerdo con Valdano: "De todas las cosas que no tienen importancia, el fútbol es la más importante".