Diez años

Hace diez años (¡diez años ya!) yo era un estudiante de cuarto curso de filología hispánica que, con ganas de ver mundo, se había ido a Turín, más que a aprobar asignaturas a ver qué se cocía por allí. Internet aún no era lo que es hoy en día. O quizá debería decir que, en general, el acceso a la red no era tan sencillo como ahora. De aquella los únicos estudiantes que tenían ordenador portátil, que yo recuerde, eran los alemanes, cosa que nos hacía apretar los labios y asentir con la cabeza al resto de europeos convencidos de que, en cuestiones económicas, Alemania era otra cosa. A pesar de eso tampoco los teutones lo tenían fácil. El término "Zona Wi-Fi" no llegaría a popularizarse hasta varios años después.
Pero internet haberla habíala y bastante desarrollada y para mí, como para casi todos, el único acceso a ella se encontraba en la sala de ordenadores de la primera planta del Palazzo Nuovo, muy cerca de mi casa en Vía Denina, que albergaba los estudios de humanidades. El Palazzo, no mi casa que albergaba por esos días otro tipo de estudios sobre el ser humano que no vienen al caso.
Al caso viene que tal día como hoy yo leía los peródicos digitales españoles en aquella pequeña sala y me encontraba con la noticia del fallecimiento de Enrique Urquijo. Por aquel entonces yo ya tocaba la guitarra e incluso me había atrevido a escribir algunas canciones y Enrique ya era, como aún sigue siendo, una inspiración y un héroe para mí. Y me dió la sensación (aún sigue dándomela) de que aquella noticia, aquella terrible, trágica e irreparable pérdida se pasaba un poco por alto. Es cierto que mucho se habló, que se hicieron muchos homenajes y muchas reediciones, pero yo aún tengo la sensación de que no se llegó a explicar muy bien la tremenda calidad y hondura de las canciones de Enrique.
En fin, que ya van diez años y que el tiempo pasa, claro. Espero que lo estés pasando bien.