Obsesiones (19-1-06)
Lo bonito de todo esto es que por más que te empeñes en buscar una razón lógica para las casualidades nunca la encontrarás: os contaré un secreto.
Mejor dicho, dos secretos. Yo soy tremendamente obsesivo en lo que se refiere a la música (y, pensándolo bien, creo que también en relación al mundo en general). Quiero decir que cuando una canción o un disco entero me gustan suelo repetir y repetir su escucha decenas y decenas de veces, gastándolo, como si de un objeto físico se tratara, hasta que poco a poco va dejando de gustarme en “fade out” (ya sabéis, eso cuando las canciones se van yendo…).
Ayer estuve a punto de sentarme y escribir recomendando mi nueva obsesión, un disco y una canción incluída en él. Ya lo había escuchado, entendedme: no se trata de volverse loco con novedades, que también, sino de darse cuenta de repente de que Dead Flowers es una canción tan acojonante que no puede uno dejar de escucharla. Espero que entendáis todo el proceso.
Ayer, decía, casi escribo esa recomendación. Hoy me doy cuenta que el autor es mi rival en los premios AMAS.
Me gusta sonreir cuando algo me hace gracia. Por eso sonrío escuchando como se termina “El hombre que casi conoció a Michi Panero”, incluída en el disco Desparezca Aquí de Nacho Vegas. Sonrío, digo, cuando algo me pone contento. Y doy de nuevo al play, y no será la última…
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