¡Chévere!

La Fundación Gilberto Alzate Avendaño ocupa una hermosa casa colonial en el barrio de La Candelaria. Ayer noche, en su teatro lleno, Alfredo González dio una lección a los mandos de un precioso piano de cola de como emocionar y tocar el corazón de cualquier habitante de este planeta, coma donde coma. Yo le acompañé en algunas canciones, suyas y mías, y antes le conté algunas cosas a un estupendo público bogotana al que sinceramente creo que gustamos. Que les gustamos mucho. Creo.
Ahorita nos vamos a tocar a la Universidad Pedagógica, a continuar disfrutando y aprendiendo de este viaje. Seguiremos informando desde el maravilloso caos de esta América Latina tan loca y tan de verdad. Si podemos, que no es fácil. Besos y abazos.