LLegamos recién

Hoy, que ya es domingo, se cumplen dos días desde que llegamos a Buenos Aires. ¿Quién me iba a decir a mi cuando empecé en todo ésto que acabaría cruzando el charco para venir a tocar a este país que tantas veces he visitado a través de la música, los libros y las películas?. Aún me froto los ojos cuando salgo del hotel, justo al lado de la calle Corrientes, y veo, entre las luces y el tráfico caótico, allá lejos, el obelisco de la plaza de la República. ¿Mi primera impresión?, no tengo. Nunca me había ocurrido en un viaje sentirme tan extraño y a la vez tan cierto, tan de lejos y tan de aquí. Resumiendo: el viaje es agotador, doce horas son muchas horas para hacer cualquier cosa de seguido, así que imaginaos para ir en un avión donde se repasan todas las opciones de ocio. Pero se olvidan al aterrizar en Ezeiza. Se olvidan cuando Tano, baterista del grupo la Mancha de Rolando, te espera en los arribos con una sonrisa, y te recibe con una brazo y un beso, sólo uno, en la mejilla. Y luego pizza y rock and pop y el Hotel Bauen y el abc de Baires y hoy san Telmo y la vida y los abrazos gratis y saludar a Ismael Serrano en la puerta del estadio Monumental de River, donde se jugó la final del mundial 78, donde hoy la Nacional sólo le empata al Ecuador y de milagro. Todo eso y mucho más pero se agota la batería de la computadora...después os cuento todo con más detalle...ta bueno acá...ta buenísimo.