Búnker
Como ya sabréis he vuelto a instalarme en Oviedo por motivos de intendencia y no salgo mucho. El tiempo lo paso, en su mayoría, instalado en mi búnker personal en el que tengo todo lo que un pequeño burgués acomodado, como yo, puede tener para su ocio y disfrute. A saber: este ordenador que me conecta al mundo; televisión; cadena musical; reproductor de DVD con altavoces de Dolby Surraún; discos; libros; papeles sueltos con anotaciones; libretas anotadas con solturas; ceniceros; fotos familiares de cuando yo era guapo; una bola del mundo para saber que la capital de Omán es (lo miro) Mascate; sujeta-libros negros con la forma de los Reyes Católicos que llevan ahí más tiempo que yo en La Tierra montando tanto el uno como el otro; un teléfono rojo de la Telefónica de los '70 sin conectar (siempre temo que suene un día); plantas con nombres que nunca sabré; trofeos que no son míos y recuerdos que sí lo son tampoco; la primera temporada de Los Soprano; un masajeador de pies que nadie usa; un sofá cama con cojines de colores; una madre, que entra en este instante para robarme de nuevo un mechero que dice ser suyo; una concha de vieira con un clip; un cortauñas huidizo; la playesteision con menos trabajo del mundo; una grabadora chivata; el trablero de ajedrez donde me enroco; un botecito para poner bolígrafos hecho con pinzas y cartón de papel higiénico; una esquina de la ladera del Naranco por donde resbalan mis sonrisas cuando nieva; el techo del Mercadona esperando que llegue un autobús que le lleve lejos; la vecina que nunca se desnudó en aquella ventana; la mesa que escribe mis canciones; una estrella de mar de mentira que robé en un bar de Nauplia, un pueblecito de Grecia; un lápiz Faber-Castell del numero dos, semiblando; auriculares marca "ALSA"; un termómetro en el que no recuerdo haber consultado la temperatura jamás; ningún reloj propiamente dicho; el estadio de fútbol de aquellos, mis muñecos, al que algunos llaman alfombra; cintas de video VHS; alguna mentira; poco sexo; migas de pan; el olor a tabaco de la vida.
En fin, estoy a salvo.
Escrito por Pablo @ 5:27 p. m.
2 Comentarios:
Estoy de acuerdo contigo,opino que cada uno tenemos nuestro búnker sea grande pequeño o mediano pero lo tenemos.A 3 dias de verte en concierto me encuentro estudiando historia y enfrente mio tengo una ventana que se ve casi todo gijon,es de de noche y me fijo en la luna que veo sus lagrimas COMO CAÍDAS DEL CIELO ya que ha visto como el sol salio del armario,me fijoen mi mesa y veo una bolsa de gominolas,un libro verde de historia,un bic,un movil para ver cuando me llama mi SIRENA VARADA,detras de mi una cama llena de ropa,una mochila,un EMEPETRES sin apagar gastando bateria,al lado una mesita y en ella dos albumes de fotos que reflejan mis 17 años de vida,derrepente suena el timbre y aparece MARÍA diciendome a gritos que ha borrado del diccionario la palabra amor mientras en sus manos trae la botella de VODKA y los CARAMELOS con los que la conquiste por primera vez y yo sin dudarlo le digo "QUEDATE" ojalá fuera fácil convencerte de todo y le vuelvo a insistir diciendole SI TE VAS quien llenará el hueco de mi cama destartalada...pero derrepente el portazo sonó.....
Despues de haber leido como es tu búnker,Pablo me doy cuenta que la vida esta llena de BAGATELAS que te vienen a la cabeza y te obligan a decir tres simples palabras:VIVA LA VIDA
Manu...que bonito!, me encanta conocer las habitaciones de los demás...es como descubrir un poquito más de esa persona. Sin duda mi habitación es mucho de mí, tiene las cosas que me gustan, los recuerdos que he ido coleccionando, los libros que leo, la música que escucho, las tonterías con las que sueño, me gusta que nuestros bunkers sean parte de nosotros. Peluches, dibujos, posters de Marilyn, muñequitos, algún que otro comic, fotos, cds, perfumes, folletos turísticos de cualquier lugar al que no he viajado, entradas de teatro y cines, todavía me pregunto porque almaceno tantos papeles que yo llamo "recuerdos". :-P
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